Casí quisiera que sea el principio de otoño.
Leo de suecia.
De como las hojas esta cambiando sus pieles y colores y eso me da calores.
Hay un algo con esconderse en buzos, boinas y chalecos.
Hay labios rojisos, pero eso va en primavera también, no?
Supuestamente son trés días de lluvias. Las voy a contar.
Cuando llego a la iglesia por la mañana no hay luz.
Entonces prendo una vela y el horno y lamento un poco cuando vuelva la luz.
Justo que ibamos a desayunar, la Rauni y yo.
Mi pan casero, mi mate y su café en esa tazota enorme iba muy en par con la vela y la oscuridad otoñal primaveral.
Hay dos paraguas, mucho viento y dos llubias caminando hacia pequeño chigaco, como lo llama Rauni.
Me encanta que ella lo bauptizó de esa forma. Es tal cual.
O así por lo menos me lo imagino.
Hacemos compras en un chino un poquito top y en la panadería más chiquita.
Yo sigo llevando calor por adentro por lo que me escribió mi madre.
Me hace sentir que ella esta un poquito orgullosa de mi.
Es un cumplido que me llena y sale colores por mis orejas.
Por más que haya luz, la iglesia sigue oscura y fría.
Todo el calor está en la cocina. En el pulmon y corazón de este lugar.
Dónde pasa la mágia, salen los sabores, los rencores, amores, lagrimas y risas.
Es el lugar.
Ahora viene días de más descansos, tees sabrosas, un budín y dos músicas.
Espero fotos. Unos bastantes. Para llenar el blanco.
Que sus viernes sean de lo que deberían ser.
Como siempre dijo mi papá, a los amigos se los recibe en la cocina. tenes razon en cuanto a ello! te espero en mi cocina Karin-io!
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