Sunday, 31 August 2014

Último día de agosto: Hola Septiembre, lléname con tus aires, si?

Camilo nace un viernes mientras yo peleo con madre por teléfono.
Ella llora y yo grito.
El toma su primer respiración en este mundo mientras el gasista barre entre los escombros de mi cocina, escuchando la discusión de larga distancia.
Es una tarde de sol y hace más calor afuera que adentro.
Kubrick está recién bañado después de meses y capas de verano - otoño.
Ahora me parece que brilla.
Esta casi demasiado lustrado para caminar en estas calles llenas de obras, tierras y despedidas de invierno.

Se juntan los dos sentimientos.
Tres y cuatro me baño para sacarme las cosas de encima.
Ponerme otras.

Un Federico me espera en esa esquina que debo haber pasado mil veces en mis 9 años.
Si, hoy cumplo años.
Cumplimos.
Cuanto las esquinas pueden cambiar.
Dependiendo la situación, con quién y qué.

Caminamos hacia el jazz.
Que después no va a haber.
Y que eso al final no importa tanto.
Va a haber otras cosas.

Después hay un viaje de regreso.
Siempre lo hay.
A veces es el mejor.
El regreso.

Un par de horas más tarde queda el sábado.
Que ahora es mucho más que levantarse temprano nomas.
Porque esta la chica noruega que baila salsa.
Porque esta el café africano.
Porque mis alumnos se ríen de todo y se entienden mucho más entre ellos que yo.
Y porque después queda el día todo abierto y lleno de posibilidades.
Como un campo de maíz.

Vicky va para barrio chino y lo la acompaño.
Es más el compartir el 64 ida y vuelta que las calles de China.
El rodar juntas, en silencio y por momentos en catarsis.
Después quedarnos un poco dormidas y chocar la cabeza contra el vidrio.

Una siesta pero de verdad, acostada y abajo la frasada francia.
Despertarse cuando esta oscureciendo.
Para tomar otro colectivo volviendo casi al mismo lugar.
Caminar abajo un cielo a punto de largar su catarsis.
Yo estoy llegando tarde.

Hay gente, pansas con bebés, suecas y Ebba.
Me espera para cantar esa canción que preparamos ese día que había huelga y por eso no vino ningún alumno.
Pero antes que eso.
Mientras ella canta una canción sobre un pájaro que muere, el cielo se abre.
Y el sonido de las gotas contra el techo de chapa forma parte hermosa de esa canción.
Demasiado perfecto.
Demasiado lindísimo.

Épico, diría Ebba.

También toca Martín y después sale orquesta buenísimo.
Muy para bailar. Y es lo que hacemos. Bailamos.

Y ver a Lucila.
Siempre es un extra plus plus plus.

Otra vez me quedo dormida en el colectivo de regreso y me despierto cuando es casi tarde.
Cansada y feliz.
Pienso que no podía haber festejado mis años mejor que esto.



Wednesday, 27 August 2014

Nacho

Y un día el chico que no era tu amigo y tampoco era un desconocido decidió dejar este mundo para otro.
Vos te enteras el día después de tu cumpleaños y en vez de palabras caen lagrimas.
No hay otros elementos o formas.

Tratas de llenar los días que siguen con trenes, cafés y hablar de los otros.
Pero te resulta difícil.
Su cara aparece.
Su sonrisa.
Su cuerpo flaco.
Los ojos.
Tenía ojos que no parecían de este mundo.

Y tratas de tomarlo con calma. No entrar por la puerta equivocado.
No quieres entrar del lado oscuro del cuarto de el, pero hay algo que te lleva para allá.
Aunque sabes que no te lleva a ningún lugar.

Entonces sigues caminando.
Tratando de como si nada.

Te sientes pesado.
Pero no encuentres el peso.
Es un peso dibujado, pero está.
No lo puedes tocar, pero lo puedes sentir.

Cuando es un miércoles muy tarde por la noche.
Cuando todos ya sacaron sus perros a pasear y lavaron los platos de la cena.
Después de haber recorrido su calles de nuestro barrio.
La escuela de foto, el banco de enfrente el riachuelo, impulso y el chino.
De haber escuchado esa banda tocar fuerte.
Y de haber visto los fotos dónde está el sonriendo hacia la camera.
En mis textos.
Siento que la piedra esta soltándose.
Cayéndose lentamente rápido.

Siento que el cuerpo me está diciendo que estoy preparada para despedirme.
Pasó el chock y aceptaste su decisión.
Ahora si.

Es cuando salgo y voy hacía la casa en frente de la mía.
Que es dónde vivía el.
Me siento en el escalón.
Y de golpe puedo largar todo lo que necesito.
Me sale en llantos, con mocos, silencio y en paz.

Un alivio atraviesa el cuerpo junto con los temblores.
Me acercan los perros de la calle.
Como si fuese que quisieran acompañarme en este momento.

Después de un rato, me levanto y dejo una pila de lágrimas sobre su vereda de esta calle que compartíamos.
Voy a dormir agotada y esa noche el me viene a visitar.
Así como me despedí de el, el se despidió de mi.

Ahora, en vez de peso hay recuerdos.
O por lo menos así lo llamamos.

Monday, 18 August 2014

Thursday, 14 August 2014

12 de agosto

Algo con el viento en el árbol y el juego entre la luz y las sombras.
Forman un baile sobre el escritorio que llega al brazo y el vestido.
Es hermoso y te distrae.

Llegando a mitades de agosto.
De repente ya encontrarse en este lugar y no haberme dado cuenta antes, lo culpo a esa misma distracción.

Ayer fue el cumpleaños de una de todas estas leoninas.
Un lunes helado a tres cuadras de la estación había picada entre dos resfríos, un vino, tortas y empanadas caseras.

Ahora que se como llegar, pienso en el atardecer que quiere ver desde su balcón. Lo agendé internamente.

Y el taxista que me lleva a casa habla de la dictadura, de las catalinas y de su tiempo de exilio en nueva york.
Con semejantes historias para compartir, demasiado rápido llegamos a la esquina de mi casa.
Nos despedimos.
Nos agradecemos.

Alguien el otro día también me dijo algo así de lindo y que me quedé pensando de que lindo cuando una persona te dice eso.
Que ahora no me acuerdo quién era me da vergüenza y pena en el mismo tiempo.

Con Kubrick salimos cuando no hay ni una alma de los vivos caminando por el barrio.
Se escucha la luna, las estrellas y la basura que vuela entre ellos, aunque mucho más bajo.

Anita me escribe y me manda lo que escribió antes.
Y un vídeo.
De la casita de ella y el Willy.
Que es muy bonito.
Y me da ganas de ir y visitar. La. Los.
Son dos.

La nueva oficina