Monday, 29 June 2015

El contador simpático

Hay una cola de series policiales.
Ahora que aprendí como se hace.
Peligrosamente fácil.
Hermosamente danés.
Y sueco.
Y ahora inglés y noruego también parece.
Y eso que, salvo por la lluvía este fin de semana, no hay excusa para quedarse adentro.
Es más, casí me animo decir que hace verano sueco.
Por las madrugadas escucho uno que otro grillo perdido por ahí.
Y siento que los días van más para el lado de primavera que de invierno.

Es lindo por un lado.
Pero no estaría nada mal un par de días y noches sin explicaciones.
A mi que voy a llevar un mes menos de.
Un mes más de.

Ahora son esos días donde pasa un montón de cosas, pero silenciosamente.
Calmamente.
Por las dudas siempre llevo a la camerita, pero muchas veces no llega a ver la luz.
La dejo guardada para que yo me pueda guardar mejor en lo que es ese lugar y ese momento.
No quiere decir que no pasó, por no haber pasado por una maquina, un retoque de filtros o por la falta de luz.
Ese momento pasó por todos los lugares.
En cada vena, presente.
Por eso no lo vez.
Por eso no tiene que pasar por ningún lugar.

María había preparado milanesa de berenjenas que era una sensación sensacional.
Y antes de llegar a ellos había que primero pasar por otros lugares.
Campos y mares.
Como suele ser en esa cocina donde no existe el tiempo.

Después te vas con la panza llena y el corazón, ni hablar.
Más berenjenas y mesas de madera para el pueblo!
Así vamos a estar más felices.

Domingo cumplido


Sunday, 28 June 2015

El cartel de Roberto.

En uno de los baños del instituto hay un cartel pegado en la puerta, diciendo "Clausurado".
Agustín, mi alumno de los sábados por la mañana, me pregunta si es de verdad.
Verdad eso de que el baño esté clausurado.
Primero pienso que su pregunta es rara.
Después pienso que no es nada raro que pregunte en realidad.

En la clase pongo el tema en la mesa.
La pregunta de Agustín.
De los carteles y los papeles escrito a mano con mensajes que se supone tiene un mensaje, algo que tiene que llegar.
Que dificil es que llegue en este lugar sobrepoblado de carteles.
De tantas, que pierden su sentido y son questionados.
Se le la mitad y otros son salteados directamente.
Filtrados.

El domingo volvés del paseo nocturno con Kubrick y esperando el ascensor, de costumbre (o falta de encontrar otra cosa intresante en donde fijar tu mirada) volvés a leer el anuncio del asamblea que está pegado en uno de los ascensores junto con el otro cartel que nos cuenta de los horarios de sacar la basura.
Y pegadito a ellos hay otro papel A4 que casi pasa por percibido.
Está escrito medio así nomás con birome azul.
Dice, el día 28 de junio falleció el Sr. Roberto (no registré su apellido, y tampoco importa, para mi era Roberto sin apellido).
Abajo de todo dice, el portero de los fin de semanas. Fin.

Así nomás?
En un papel arrugado y sin cuidado pegado entre asamblea y basura.
Frío y sin sentido.
Así les parece que nos enteramos de la muerte de Roberto?

Roberto, el flaquito y chiquito.
El típico chamuyero.
El más payaso de los cinco porteros.
Y que, ahora van a ser cuatro?
Roberto que me hablaba de su tiempo en Miami y de su hijo.
El que siempre andaba pintando algún departamento en el edificio.

Mi cabeza se llena de preguntas.
Que le habrá pasado?
Habrá sido por eso que hoy llovió todo el día?
Quién va a terminar de pintar los departamentos y quién va a avisar al hijo?

El cartel.
Que casí no lo veo.
Y no lo leo.
Si no lo hubiese leido, en algún momento seguramente me pregntaria por el.
Estaría pensando que hace mucho que no lo veo.
Que tal vez está de viaje.
Tal vez esta e Miami.
Visitando a su hijo.

O tal vez su muerte me llegaría de otra forma.
Del chisme del monobloque.
Hasta tal vez hubiese preguntado a los otros porteros.

Pero esta noche eligo hacer lo mismo que hizo mi alumno.
Questionar el cartel heho apurado y decido pensar que no es verdad.
No respetarlo y hacer como que no lo vi.

Para mi que Roberto sin apellido ayer a la noche decidió viajar.
Metió sus camisas onda "Hawai" y sus dos pares de shorts, la crema solar para su piel tán blanca y sus anteojos para el sol, en su valija que compró en los noventas.
Tomó un avión y se fue.

Y es muy probable que no vuelve.

Wednesday, 24 June 2015

Pescado con azafrán y historias que te llegan








































































































































































Hay algo en ese lugar que hace que las fotos siempre sale movidas.
O si son ellas en realidad.
Las que no se quedan.
Quietas.
Siempe en movimientos están.

Si te pones a pensar, hasta es una no tán linda palabra.
O verbo.
El quieto.
Quedarse quieto.
Suena duro y negativo.
Como un reto.
De una padre o un profesor.
O el fotógrafo que te sacó las fotos en la escuela.

Entonces la realidad es esa.
Que ellas se mueven y la cámera no logra a captar otra cosa que no sea eso.
El movimiento.

Ayer, Linda me invitó a cenar en su casa para conocer a su madre polaca que estaba de visita de Suecia.
Estaba Eirin también, la chica noruega que es todo un personaje de persona.
Bah, quién no, de todas estas inquietas...
Y que algo se formó allí en este lapso de tiempo y tal vez sin darnos cuenta de.
Es recién cuando la mamá de Linda dice, usteds que son sus amigas, las que la conocen, referiendose a Linda, que me doy cuenta que estamos en eso.
Y hasta me animo decir y pensar que ya nos conocemos un poco.
Lo suficiente tanto como para animarme a llamarla amiga.
Pero la de verdad.
No es de paso nomás.
Ella está.
Y está de verdad.

Nos invitaron a comer pescado con camarones en una salsa de azafrán que llega a mimarte por todas partes del cuerpo invernal.
Y su mamá hace esas preguntas que yo suelo desear que otras hagan.
Que yo no sea la única curiosa.
Y aveces pasa.
Como anoche.
Ella es una de ellas que se atreve a decir esas cosas que no se dice por ahí y así nomás.
Me encanta.
Pensar que en ese cuerpo tán chiquito hay todo una historia de Warsava, de cruzar mares, idiomas y culturas.
De ahí su elegancia y su ser canchera, pero de una manera suave y con pies en tierra.
Una inquieta, que nutre con sus historias y sabidurias.
Que te hace quedar horas escuchando tomando vino.
Fue una noche de lujo.
En todos los miles sentidos.

Y darte cuenta de como somos las madres hijas.
Somos todas iguales.

Hoy también tocó día suave.
Con pansa llena de azafrán tal vez no hay otras maneras de enfrentar un miércoles fresco pero con sol en junio.
Correo de Anita.
Panqueqes de la alumna alemana y un par de horas en los sofás de la iglesia que ahora esta con calefacción sueca y sin energias pesadas.
Ver que Fausto no era el otro Fausto, que los otros pasaron bomba bomba en la fiesta de Midsommar y que hay un plan de postcerveza en no tan lejano.


Monday, 22 June 2015

Postfiestas

Después de las fiestas llega el lunes.
Siempre llega, tarde o temprano.
A mi me tocó tarde y fue casi mision imposible levantarme de la cama hoy.

Pero en el trabajo esta todo suave, tranquilo y silencioso.
Las tazas de café son dos y van sin leche.
Estamos probando de nuevo.
Así como probamos hacer la fiesta de Midsommar en la iglesia.
Y que salió pipi cucu.

Yo solo quería comer salmón y bailar me di cuenta después.
Y fue lo único que hice.
Algo me dejo llevar más que otras veces.

Tal vez fueron las velas en las mesas, las margaritas multicolor (me encanta decir eso) o el akvavit.
O tal vez las personas y la mescla de.
La cumbia con ABBA.
No se.
Pero lo que fué, funcionó.

El día siguiente ya era la tarde cuando me desperté por segunda vez.
El sol estaba fuerte y daba calor hasta en los pies.
Quería tomar el tren e ir a esa feria organica que Eva me habló de.
En el tren siguió un poco la fiesta de ayer, pero silenciosamente.
Hermosamente ese momento.

Guantes, chocolate sin tacc, te de jengibre y pomadas milagrosas y ya estaba para tomar ese café que ella prepara tan rico.
Chusmear de la noche anterior por su puesto.
Leer las cartasy hacer esas cosas que se hace y que tiene un aroma especial en ese lugar.
Algo que te lleva a noches frescas en pueblos con mar.
Fuegos, fogatas y viento frío.
Ese aroma a madera quemandose.
O si son hojas.
El cielo que se pone de rosa por el fresco que hace.
Es amor.

Después de haber dicho, bueno 10 minutos más y me voy por décima vez, me voy de verdad.
Combi para la ciudad y escuchar los pasajeros hablar de la peña a donde se estan llendo.
Estan contentos.
Se nota en el silencio que hay entre las frases.

Yo me voy para la fiesta de despedida de ella que tienen un novio Sueco y decidió probar su suerte allá.
Su departamento queda en un lugar que en otro vida era mi barrio.
Todo es tan familiar y es lindo aveces volver a encontrarse con Karin hace unos años atrás.
Por más que no la encuentro allí en persona, está igual todos sus pensamientos repartidos en las veredas, los árboles y en esas mismas vidrieras.

Su departamento es igual que Benito en sus azulejos.
Mismos colores.
Hay reposeras y chicas vestidas muy elegantes.
Estan los chicos de grupo y libros por todos lados.
Ella esta deshaciendose de su biblioteca y pide que todos agarren los libros que quieren.

Un par de horas más tarde cuando tomo el 152 para volver a casa, tengo dos bolsas de Coto lleno de libros.
Dos bolsas de oro.
Ocho kilos de historias que no conosco.
Mil horas de aventuras que me esperan.
Que afortunada.

El domingo paseo a Kubrick entre humos de asados por hacerse en el cuadro de pasto que es el jardín de todos.
Lleno mi biblioteca de su biblioteca y siento que esta entrando un viento fresco que es cálido a la vez.
Hablo un poco con Suecia y Johanna me manda fotos que emocionan.
Es ella, su pansa y Ellen.
El carrito con esa manta rosa que me tapaba a mi de bebé.
Todo me llega.

Cuando todo esta lindo y huele bien, empieza el maratón de la serie danesa que me puede y que va hacer que el lunes va a arrancar un poco tarde.
Pero no pasa nada, si estamos todos bien.

 

Sunday, 21 June 2015

Saturday, 20 June 2015

Monday, 15 June 2015

Grattis på bröllopsdagen!










































Hoy es su aniversario!

Y de una manera esta bueno ese recordatorio, de que sierto, estuve allí.
Eso pasó.

Todo fué tan de cuento.
Tan lejos del mundo real, que a veces se va.
Entonces te pones a ver los fotos.
O tu hermana te cuenta que hoy van a festejar su año de casados.

Y te acordás.
Y te sigue pareciendo un hecho no real.
Y te gusta que sea así.


Sunday, 14 June 2015

Saturday, 13 June 2015

Friday, 12 June 2015

Viernes, tarta y un poco de romero de verdad

Cuando te sale.
Cuando te sale es viernes (de nuevo) y llegaste a tu casa después de almuerzo mensual relajado y café en la poesía.
Pero lo que realmente pasó este viernes fueron otras cosas.
Como el sol que sentiste quería atrevezar tu campera y tocar tu carne y tus costillas.
Como pasar por San Telmo, pero más como en paseo que en pasar.
Como ver a Jorge serio y volver a ver los amigos de Santiago.
Renunciaron editoriales y cruzaron la ciudad para poder volver a tomar akvavit y emboracharse al mediodía.
Puede ser que eso sea amor.
O un especie de amor.
Como cuando te auydan a llevar la bolsa pesada.

También pasó que después de meses, entraste en el negocio que tiene esa vidriera tentador.
Y te diste cuenta de que el adentro no era lo que parecía por afuera.
Pero tampoco te desilucionaste.
Después de pasar tantas veces, un poco te había hecho la idea de que.
Existia esa posibilidad.

Cuando te sale es de noche ya y pasaste por la verdulería y tienes todos los ingridientes para hacer la tarta de cebolla.
Y que tu noche de viernes solamente se va a tratar de eso.
De hacer una tarta de cebolla para la fiesta de Linda.
Es la que era tu favorita cuando eras niña y que en algún lugar lo sigue siendo.
Tu comida favorita.
Por más que nunca lo haces, sigue siendo la que te lleva a ese lugar que ahora es más sueño que realidad.

Siempre es lindo volver a ese lugar.

Llegar a casa.
Prender las luces.
Abrír el balcón para que entre el aire fresco.
Un ratito.
Sacar a Kubrick que siempre te saluda como si hubiese sido años que no nos veamos.
Cerrar el balcón, ponerme la ropa cómoda y poner la música.
Y que no puedes pensar en un mejor plan para esta noche que esta.

Preparar la masa.
Lavar la cebolla para no llorar tanto al cortarlo (gracias por enseñarmelo!).
Seguir mas o menos a la receta.
La copa de vino, obviamente.
Saltear la cebolla en el sartén de Anita.
Prender el horno.
Entrar en calor.
Los cachetes coloradas.
Estirar la masa.
Precocinar.
Mesclar la cebolla con el queso.
Crema.
Todo lento.
No hay apuros o presión.

Cuando te sale es en el segundo cajón de zapatos y que ese, este lugar, se llene con algo así como aroma de infancía, de estar aquí de verdad y ahora.
Y de querer seguir cocinando.

Lentamente.